Archivos para junio, 2010

José Ángel «Pepino» Verea es un excepcional locutor (dueño de un timbre de voz muy particular), además es uno de los personajes con mayor memoria histórica del Iquitos contemporáneo.  Su labor en medios de comunicación lo ha hecho muy conocido, además, por un humor ácido y corrosivo.

Pepino ha decidido lanzar una campaña particular,  como una suerte de alternativa para una campaña que en Loreto ha puesto a tanto loco suelto y desatado, ante tanto besuqueador abusivo, ante tanta calabacita reciclada, ante tanto gallo que sólo desafina, ante tanta corrupción, ante tanto desgobierno ante tanta payasada: Lanzarse como candidato al Gobierno Regional.

Su futura acción de gobierno está reseñada, con brutal honestidad, en su primer afiche de campaña:

Lo más increíble es que, siendo una humorada, el plan de Pepino resulta más serio que el de la gran mayoría de los candidatos en campaña.

No sé por qué me estoy creyendo el cuento de esta «candidatura».

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Esta es época de Copa del Mundo y el fútbol ocupa espacio preponderante en el interés de la afición. Pero eso no significa que los problemas indirectos del fútbol no deban ser comentados. Resulta muy preocupante que a CNI le estén quitando puntos en el torneo de fútbol profesional debido a deudas económicas. Hace unos días, se perdieron cuatro puntos debido a deudas pendientes que el club mantiene con  Enrique Ísmodes y Juan Montenegro.  Si nos atenemos a las reglas del torneo y del circuito profesional,  lo próximo que vendría sería una eventual pérdida de categoría, y, aún más extrema, la desafiliación. Según la Agremiación de Futbolistas del Perú, nuestro equipo-emblema mantiene en la Cámara de Conciliación y Resolución de Disputas alrededor de seis casos, con muy pocas posibilidades de éxito.  Lo más importante, urgente, sería pagar inmediatamente para no tener que pasar por estos trances.

Cuando CNI recuperó la categoría profesional, luego de 16 años, los más entusiastas indicaron que estábamos, como mínimo para Copa Libertadores. 18 meses después, no sólo hemos hecho peor campaña en toda la historia del plantel en Primera División (salvo el año de la baja), no sólo no se ha invertido adecuadamente en recurso humano, sino hemos perdido en la mesa, por garrafales errores dirigenciales, lo que hemos vuelto a ganar con no poco esfuerzo en estas últimas fechas. ¿Cómo el equipo con la plaza más cotizada del 2009 no tiene dinero para pagar deudas? ¿Cómo uno de los equipos que más dinero recaudó en taquilla se ve forzado a esta penosa situación? ¿De qué sirve que los jugadores se maten ganándole al Cienciano o a la U si su sacrificio se esfumará en la mesa extradeportiva? Que alguien me lo explique, porque yo no entiendo.

Extra: ADFP posterga la sustracción de puntos del CNI hasta que se defina proceso judicial. La tensión sigue

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(Imagen: Ronsoco Azul)

El derrame de petróleo crudo suscitado en  el río Marañón el fin de semana pasado, en  San José de Saramuro (distrito de Urarinas) es muy grave. No sólo por la contaminación en sí (que ya ha afectado a 28 comunidades alrededor), sino por las consecuencias inmediatas. 400 barriles se vertieron al río, diseminándose muy cerca de la Reserva Natural Pacaya- Samiria, hasta la comunidad de San José de Parinari, sino porque ha alterado considerablemente la vida de los afectados, además de las especies de flora y fauna que han sido pervertidas por la mancha voraz. Ninguno de los afectados fue inmediatamente atendido por la compañía responsable de los hechos – Pluspetrol – y aún ahora, 7 días después, persiste la escasez de agua limpia para consumo humano.

Existen muchas preocupaciones por lo ocurrido en el río Marañón. El hecho que haya sido un alto funcionario del Estado, como el Ministro de Energía y Minas Pedro Sánchez, quien haya fungido poco menos que como vocero oficioso de la compañía contaminante, al minimizar alevemente el nivel de la contaminación suscitado. También el que Pluspetrol  haya demostrado que no cuenta con un  efectivos plan de contingencia ante accidentes como estos, pero más aún, que sus políticas de responsabilidad social y ambiental son inexistentes, salvo cuando la ley se lo requiere de modo compulsivo.

Infortunadamente, este no es el primero de los varios daños que han cometido las empresas extractoras en nuestra Amazonía.  La larga lista de accidentes y atentados contra el medio ambiente parece persistir.  Lo peor es que en casos anteriores han sido mucho más nocivas las consecuencias, pero el actuar del Estado para requerir sanciones ha sido lento, tortuoso o ineficiente.

Por ejemplo, el 2 de octubre del año 2000, la misma Pluspetrol causó un accidente de muy seria consideración, en el que se derramaron 5,500 barriles. El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) calculó que el impacto ecológico en la zona sería de 20 años, por lo menos. Dos años después, se generó el mismo accidente en el Marañón.

En el año 2003, una investigación de José Álvarez para el semanario Kanatari mostró un pequeño cementerio en la comunidad indígena Vista Alegre, en el alto río Tigre, donde se encuentran enterrados 21 niños, todos ellos afectados por una hepatitis fulminante que luego se demostró habían sido agravadas con la ingesta de pescado y agua, altamente contaminados con metales pesados vertidos por un pozo petrolero de la Occidental Petroleum Co en  el Lote 39, donde se localiza en el corazón de la región más biodiversa del mundo, calificada como una de las ecorregiones más importantes del mundo debido a su excepcional biodiversidad.

La Federación de Comunidades Nativas del río Corrientes (FECONACO) ha responsabilizado a Pluspetrol por 6 derrames de petróleo en el año 2007; por 18 derrames en el año 2008. En lo que va de este 2009, se ha responsabilizado a la empresa por 16. En el año 2006, un informe del Ministerio de Salud reveló que un 98 % de los menores de edad examinados de la cuenca del Corrientes superaban los valores límite de plomo y cadmio en sangre. De ellos, un 37 % presentaba altos niveles de riesgo.

En enero del año 2009, en la refinería de Petro-Perú, cuatro barriles de hidrocarburos cayeron a una quebrada en Barrio Florido. El agua de la zona tenía un fuerte olor a gasolina, y se reportaron casos de niños afectados por sarpullidos y manchas rojas en la piel, además de encontrarse peces muertos. En setiembre del mismo año, el vuelco de un grifo flotante ocasionó el derrame de más de tres mil galones de petróleo y gasolina al río Itaya.

La periodista Patricia del Río señala sus severas críticas al Estado por tener un mecanismo de compensación tan ineficiente que le impide cobrar multas por daños al medio ambiente. Señala del Río que de las 290 sanciones impuestas por Osinergmin a las empresas contaminadora, el ente regulador solo ha podido cobrar 111, mediante largos y  costosos procesos sancionadores.

Actualmente, un 72% de la Amazonía peruana está concesionada para explotación y extracción de hidrocarburos. La cifra ha crecido exponencialmente estos últimos 5 años.

Explotar las reservas de petróleo es estratégico para la Región Loreto, cada vez más empobrecida y huérfana de fuentes de trabajo y de divisas. Sin embargo, también debe garantizarse la protección del derecho a la vida y la salud de las personas, así como la protección de nuestra biodiversidad, verdadero capital natural de nuestra región. No asumir las responsabilidades por ese cuidado no sólo es nefasto para el futuro, sino, sobre todo, demandable no sólo ética, sino materialmente.

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Mis amigos Isaac Ocampo y Alberto Chirif comparten algunas notas que me han tenido pensando, reflexionando y analizando nuestra realidad amazónica en estos días de San Juan.

Isaac Ocampo, que es un tenaz y constante difusor de la cultura amazónica en su web Lorito.com.pe digitaliza una nota fechada en 1978, donde Alfonso Navarro Cauper,  bitácora viviente de la historia loretana del siglo XX, cuenta un poco los detalles de la celebración de San Juan en nuestra región.

En la nota, titulada “La Fiesta de San Juan Bautista, Patrón de Iquitos”, publicada el 23 de junio de 1978, Navarro Cauper nos cuenta algunos datos poco conocidos por el grueso de la colectividad. Por ejemplo menciona que desde los primeros años del presente siglo se organizaron en San Juan, aparte de la festividad religiosa, “alegres y divertidas fiestas sociales y populares amenizadas con pifano (especie de quena pequeña), tambor y bombo, para más tarde añadir el clarinete, la flauta, la concertina, el acordeón y la guitarra, y, seguidamente con orquestas de diversos instrumentos musicales”. También recuerda el recorrido que se hacía entre Iquitos y el primitivo San Juan (que estaba situado hace tres décadas a la altura del fundo Guayabamba, más tarde fue trasladado kilómetros más allá del Sur de su antigua posición), a pie, a caballo, a mulo, bicicletas y carretas. El cronista recuerda, además, a “gallardos jinetes montados en briosos corceles, como también mulos, que añadían a la romería un alto grado de distinción”. Puntualiza que la música nativa era interpretada constantemente, y sus variantes más bailadas eran el chimaichi y el citaracuy, mientras otras danzas convocadas eran la marinera, el vals, la polca, la mazurca, la samba y el maxixe brasileños.

Según Navarro Cauper, puntilloso y preciso en el dato histórico, la confirmación oficial de la festividad de San Juan Bautista, partió de la ordenanza del 15 de mayo de 1919 expedido por Monseñor Sotero Redondo y Herrera. Obispo de San León de Amazonas. En tanto, la Municipalidad de Iquitos tomó acuerdo señalando feriado el 24 de Junio, quedando instaurada la festividad y el patrón del pueblo de San Juan de aquél entonces. Muestra el caso del prefecto Temístocles Molina, quien en 1927 dispuso que no se considerara feriado dicho día. Igual, el pueblo celebró y se zurró en la disposición de dicha autoridad (militar, para más señas). El 9 de junio de 1956 se expidió un Decreto Supremo declarando feriado en Iquitos, refrendado por el Decreto Supremo Nº 32 del 9 de junio de 1965, que dice: “Declárese feriado en el Departamento de Loreto el día 24 de Junio de cada año, con motivo de celebrarse la tradicional fiesta de San Juan”

No me imagino ahora una celebración como las de antes. No me imagino antes una celebración como ahora, donde los puntos más altos serán los señores de grupos tan “magníficos” y “maravillosos” como Adammo y Líbido.

Alberto Chirif (gran analista de temas amazónicos, que hoy se presenta en un necesario debate sobre Bagua con los congresistas Lombardi e Isla), en cambio me hace recordar un drama cotidiano, infelizmente: el de los pobladores de la zona de Saramuro, distrito de Urarinas, bordeando la reserva Pacaya-Samiria, donde se han vertido 400 barriles de petróleo al río Marañón y se ha generado un grave daño ecológico y social.  Este drama, que no es de ahora y que ha sido negado por los responsables coyunturales, ha sido groseramente minimizado por el ministro de Energía y Minas, Pedro Sánchez, quien ha dicho que la cantidad vertida a las aguas “no es para alarmarse”, e incluso del mismo Ministro del Ambiente, Antonio Brack, oxapampino de nacimiento y supuestamente interesado en los temas que se refieren a nuestra selva.

Chirif comparte conmigo un manual sencillo pero imprescindible para entender algunos temas culturales desde el  pensamiento  del  pueblo  indígena  kukama  kukamiria, habitantes de la zona del derrame, escrito por los sacerdotes Miguel Ángel  Cadenas y Manolo  Berjón.

Algunas cosas valiosísimas son reproducidas, como una forma de entender por qué accidentes como el sucedido hace unos días son graves atentados a la forma de vida de una colectividad. Por ejemplo, los  kukama–kukamiria  piensan  que  cuando  una  persona  se  acuesta  con  sed,  su  cabeza  sale  del  cuerpo  en  la  noche  para  tomar  agua. También el que todo  ser  vivo  tiene  “madre”.  Estos  espíritus  forman  parte  de  la  vida.  El  ruido  y  la  contaminación  provocan  la  huida  de  las  “madres”  que  retirarán  a  los  peces. Por otro lado, bañarse  no  es  únicamente  “meter el cuerpo, o parte de él en el agua o en otro líquido, por limpieza, para refrescarse o con un fin medicinal”, sino entrar en comunión, habitar con la luna.  Para los kukama,  la  luna  es  agua.

Acotan Cadenas y Berjón: “la población  del  Marañón  no  ha  tenido  agua  potable.  Ni  la  Pluspetrol,  ni  las  autoridades  han  cumplido  con  un  servicio  humanitario  básico.  Algo  que  no  se  debería  negar  ni  a  los  enemigos.” Del mismo modo, comentan todas las plantas afectadas por la contaminación, que tienen importancia gravitante para la salud de la comunidad, como la guama, el gramalote, el putu putu, el ipururu. Se  han  encontrado  peces  muertos  con  las  branquias  machadas  por  el  crudo.  Finalmente, los autores recogen una frase vital del  líder  Indígena  kukama  Alfonso  López  Tejada:  “no  estamos  dentro  de  la  Reserva  (Nacional  Pacaya  Samiria),  la  Reserva  está  dentro  de  nosotros”.

Luego de leer todo esto, mi pregunta es simple: ¿Cuánto hemos hecho para mantener la tradición y la historia viva dentro de nuestras mentes y nuestros corazones?

¿Cómo habrán pasado las festividades de San Juan las 28 comunidades afectadas por el derrame de crudo?

¿Cuánto nos habremos acordado de aquellos, ciudadanos de provincia lejana, descendientes indígenas, mientras comíamos opíparamente y nos llenábamos de alegría sobredimensionada mientras la chiquititud se engolosinaba con los empalagosos de Ádammo y Líbido y el resto bebía cerveza por doquier?

¿Cómo será tomar cerveza e imaginar que loretanos como uno han visto su medio de vida ser pervertido por una mancha voraz, mortífera?

¿Cómo será tomar agua potable mientras en Urarinas no hay agua potable y ahora tampoco hay agua de río limpia para tomar?

¿Cómo será hoy celebrar San Juan en Saramuro? ¿Cómo será?

Extra: El reportero gráfico Teddy Arrué publica en Pro & Contra una serie de imágenes sobre las consecuencias del derrame en el río Marañón. Aquí algunas de las imágenes captadas por Arrué (la de arriba también es suya):

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Un candidato que convierte la tribuna de las ideas en un chongo, un señor exaltado que enarbola calzones que les quita a mujeres humildes, una potencial autoridad que obliga a sus compañeros de partido a darse besitos en la boca con ancianas empobrecidas para las cámaras de la televisión nacional; en fin, alguien así ¿puede ser favorito para ganar las elecciones en Maynas?  Al parecer, sí, pero no es el único que cree en el carnaval. Una señora promete movilidades gratis para ir hasta a un conocido local para proclamar su candidatura, cuyo número especial no será, por cierto, el anuncio de su plan de gobierno, sino el sorteo especial de una vaca entre los asistentes. Otro por ahí se concentra en ir casa por casa repartiendo pollitos, mientras uno más allá se concentra en regalar robustos chanchos. Sin mencionar todos los bailes con parlantes estridentes y los cientos de miles de litros de alcohol en que ahora nadan las concentraciones proselitistas.

¿En qué momento la política se convirtió en vendaval de tonterías, en repartija asistencialista o en feria ganadera? Me indican que esta situación se debe a la clase dirigente actual, frívola, inepta o corrupta. Esto sólo es una media verdad, porque también hemos contribuido los medios de comunicación, que apañamos o no exigimos calidad y eficiencia a las autoridades, y también la sociedad, que se deja seducir por bufonadas propias de malos cómicos ambulantes, antes que por propuestas serias y sustentable. Veo este paisaje y recuerdo con pesar la línea final de “Rebelión en la Granja”, de George Orwell: “ya no se distinguía quién era quién, dominados por el poder y la avaricia, se habían convertido hombres y cerdos en iguales”.

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