Archivos para enero, 2010

Este 18 de febrero, el cine amazónico peruano tendrá una nueva oportunidad de expresar sus virtudes artísticas, cuando se estrene comercialmente en Multicines Star de Iquitos el nuevo mediometraje de la productora Audiovisual Films de Iquitos, titulado “El último piso”.

La cinta, de 59 minutos de duración, fue dirigida por el cineasta loretano Dorian Fernández, realizador del fenómeno cinematográfico amazónico Chullachaqui (2007) y el corto de género Inmortal (2008) entre otros. La idea nació a partir de la realización de los Talleres Creativos Revolución Visual,  realizados entre enero y febrero del 2009. Más de treinta entusiastas promotores que participaron en dichos talleres fueron parte de esta producción, que combina tres historias cruzadas en un solo día, con el marco general de Iquitos alejada de los estereotipos y más bien gélida, triste, desesperanzada. El guión original fue realizado por el guionista y escritor Paco Bardales, autor de IQT (Remixes).

El gran protagonista del film es el edificio de Essalud, el más alto de la ciudad, destinado antaño a ser un lujoso hotel de cinco estrellas y abandonado hace más de veinte años, que solo guarda chatarra y archivos de logística, así como el mito urbano que en su interior vive alguien que misteriosamente nunca da la cara y de quien solo se escuchan rumores o ruidos que se reparten a través del tiempo.

“El último piso” fue grabado entre febrero y marzo del 2009, en diversos espacios urbanos, públicos y privados, de Iquitos, en más de trece sesiones de rodaje  y  cuenta con las actuaciones especiales de los actores loretanos Duller Vásquez, Gladys Vásquez y Joel Huamán. La producción ejecutiva correspondió a Paco Bardales, Sofía Herrera e Irina Yanovich, fue editada Kenny Reátegui y Leo Ramírez, y contó con la participación de la Orquesta Sinfónica de Loreto en la  realización de la música original creada para el filme por Dorian Fernández.

«El último piso» tendrá una presentación especial para prensa local este 4 de febrero, y se realizará un pre estreno el día miércoles 17 de febrero, mientras que a partir del jueves 18 podrá ser vista por todos en el Multicines Iquitos.

A veces me he puesto a pensar que el color de Iquitos no siempre es verde o amarillo. Tampoco rojo-bombilla ni naranja fosforescente.

A veces, Iquitos es azul. Tenue como la soledad.

En febrero del año 2009, Dorian Fernández y yo dirigíamos unos talleres creativos llamados Revolución Visual, que intentaban contribuir al conocimiento de materias como lenguaje audiovisual, creación narrativa, nuevas tecnologías de la información y producción cinematográfica. Más de una treintena de entusiastas acompañaban este proceso, desde jóvenes en edad escolar hasta personas que atraviesan algo así como el otoño de sus vidas. Uno de los objetivos finales del trabajo creativo era generar un producto cinematográfico, un corto cuyo guión, rodaje y post-producción iba a estar a cargo de los talleristas, con supervisión de Audiovisual Films, la productora local que había convocado a las lecciones.

Entre febrero y marzo de aquel 2009, durante más de 13 sesiones de rodaje, los miembros de Revolución Visual dieron forma a una de las producciones más extrañas y complejas en la cual yo he podido participar: un mediometraje de 55 minutos, ambientado como locación principal en uno de los espacios públicos más emblemáticos de la ciudad: el viejo edificio abandonado de Essalud, pretendido hotel de lujo que orgullosamente mirara al Amazonas en alguna época y ahora desvencijado depósito de chatarra, instrumentos quirúrgicos y archivos humedecidos por la lluvia y el paso del tiempo. Durante tres semanas, entre cuartos improvisados, humildes moradas, depósitos de autos, microbuses en movimiento, abarrotadas aceras del Malecón, la Terminal, la Plaza de Armas, se daba forma a una historia de desolación.

Un mosaico de vidas desesperanzadas por el fracaso o la desventura

¿Quién dijo que Iquitos sólo es sinónimo de diversión, cumbia o calor calcinante?

Las madrugadas, cuando la noche desparece allá arriba, en el último piso del viejo edificio corre un viento gélido, que te hace sentir que todo lo que te enseñaron sobre el trópico puede ponerse en duda.

De noche, en el último piso, en lo más alto donde puedes mirar, en lo más decrépito y particularmente lóbrego, tu compañía más constante son los murciélagos, algunos búhos ojones y más de una rata insolente.

Quienes suben, sean como vigilantes o como técnicos de las variadas antenas comunicativas que se ubican en las torres, dicen que solo se puede escuchar nítidamente el aleteo de las golondrinas de estación y las campanadas de la Iglesia Matriz.

Los guachimanes dicen que en la oscuridad, cuando no ves nada, cuando solo puedes usar tu linterna, tu radio y un cigarrillo, sientes presencias, descubres ruidos extraordinarios, sientes objetos que se mueven o se caen sin explicación.

Era casi una necesidad poder grabar dentro del viejo edificio. No solamente debido a la extraordinaria presencia como personaje animador de nuestras actividades, sino también como elemento aglutinador de eventos desencadenantes, esotéricos. Aquel viejo edificio simboliza el esplendor de lo que pudo ser al arribismo descarado del trópico, pero también queda como una metáfora de las causas perdidas y los booms que en algún momento nos caracterizaron y luego terminaron con una resaca espantosa.

¿Es posible que un día de carnaval, una alegre comparsa pueda también ser el preludio de una tragedia ineluctable?

¿Puede la vista más luminosa esconder detrás de sí un sombrío destino?

El guión buscaba incidir en algo: en Iquitos también existen dramas comunes, también se puede tener malos días, también se puede sentir dolor por el tiempo transcurrido. El lenguaje visual planteado por Dorian Fernández también participó activamente en captar el sentido melancólico, la nostalgia de algo que pudo haber sido grande pero nunca fue. A través de la dirección, Fernández deja de lado el tema mitológico amazónico y el terror de género para adentrarse en algo aún mucho más complicado: retratar personajes, descubrir mundos interiores, plasmar tragedias o anhelos.

Nada de ello hubiera sido posible sin el concurso intenso y disciplinado de los actores protagonistas. Por un lado, el veterano director teatral Duller Vásquez, a sus 78 años, demuestra un controlado sentido del sufrimiento y  la resignación y probablemente nos conmueve no solo por su personaje en sí, sino por las pinceladas propias que extrae de su propia realidad para encontrarse cara a cara con un hombre en el umbral de su muerte. Por su parte, Gladys Vásquez, la combativa y a veces radical dirigente sindical, nos muestra una veta histriónica diferente, con un personaje en que se funden caóticamente pinceladas de histeria, ira, pesadumbre, demencia y remordimiento. Gladys sin duda es una verdadera revelación actoral.  Finalmente, el joven comunicador Joel Huamán, que llegó como alumno, y en virtud de las exigencias del reparto, brinda la óptica esperanzada, ingenua, ilusoria a un hombre que vigila el corazón de la ciudad y busca desesperadamente un hogar.

Nada de esto hubiera sido posible sin el concurso de los talleristas de Revolución Visual que se jugaron por el proyecto. Desde las productoras Sofía Herrera e Irina Yanovich, pasando por los editores Kenny Reátegui y Leo Ramírez, hasta los miembros de producción, entre los que destacaron Laura Rojas, Pepe Lima, Herbert Asenjo, Franz Max, Ramiro Celis, Jonathan Rodríguez, Gianfranco Pinedo, Dick Rengifo, Jonathan Viáfara, Liliana Talexio, Kelly Meléndez, Luisa Briceño, Jhony Taira, los hermanos Canchanya, Róger Pinchi, Luis Gómez y otros muchos más que pasaron por la etapa teórica de los trabajos. Sin duda, también en el desarrollo de la música original del filme, creado por Dorian Fernández y la Orquesta Sinfónica de Loreto.

“El último piso” se presenta este 4 de febrero. Luego de ello, inicia un periplo local, nacional  y probablemente internacional. Increíble cómo el cine pueden expresar imágenes y sensaciones.

Increíble como un espacio puede aglutinar tras de sí creatividad y esfuerzo conjunto.

Increíble que un símbolo del deterioro pueda permitir el nacimiento de un signo de fe y confianza.

Es por eso que el arte  y la cultura son tan rentables como imprescindibles.

Link:Trailer de El Último Piso

Link: La noticia del estreno de El Último Piso en los diarios La Región y Pro & Contra

Ahora sí, lo que muchos estaban esperando: el trailer promocional de «El último piso» nuevo filme de Audiovisual Films de Iquitos, dirigido por Dorian Fernández, con las actuaciones especiales de Duller Vásquez, Gladys Vásquez y Joel Huamán.

No siempre puedes volver a empezar

Link: Cinencuentro hace una nota especial sobre el film.

Link: El último piso en los diarios Ojo y Correo

Este 4 de febrero: Estreno en Iquitos.

El nuevo film de Dorian Fernández y Audiovisual Films.

Link: Pre-producción y rodaje de «El último piso»

Link: Presentación de «El último piso»

Link:  Delaselvasuwebon sobre «El último piso» (también en el blog de los Talleres Revolución Visual, en  Musmukeando , Con Alas y pies, Diario del vago y  en la página de Percy Meza)

Este 4 de febrero se presenta el nuevo mediometraje de Audiovisual Films de Iquitos, titulado «El último piso«. Estuvo dirigido por Dorian Fernández, creador de Chullachaqui e Inmortal, entre otros. La idea nació a partir de la realización de los Talleres Creativos Revolución Visual que dirigimos Dorian  y yo entre enero y febrero del 2009. A partir de ello, con más de treinta entusiastas promotores, entre jóvenes, medianitos y no tan jovencillos, logramos llevar a cabo la producción de un combinado de tres historias que se funden en un solo día en una Iquitos bastante lejana a lo que los estereotipos le han conferido: gélida, triste, desesperanzada.

El gran protagonista del film es el edificio de Essalud, el más alto de la ciudad, destinado antaño a ser un lujoso hotel de cinco estrellas y abandonado hace más de veinte años, que solo guarda chatarra y archivos de logística, así como el mito urbano que en su interior vive alguien que misteriosamente nunca da la cara y de quien solo se escuchan rumores o ruidos. Se concibe como una peculiar historia de la vida real.

«El último piso» fue grabado entre febrero y marzo del 2009, en diversos espacios urbanos, públicos y privados, de Iquitos, en más de trece sesiones de rodaje  y  cuenta con las actuaciones especiales del director teatral Duller Vásquez, de la docente y dirigente popular Glady Vásquez (una verdadera revelación actoral) y del conductor televisivo local Joel Huamán. Además, en él han participado todos los talleristas de Revolución Visual 2009. Dirigida por Dorian Fernández, con el guión de Paco Bardales y la producción ejecutiva de Sofía Herrera e Irina Yanovich, fue editada entre otros por Kenny Reátegui y Leo Ramírez, y contó con la participación de la Orquesta Sinfónica de Loreto en la  realización de la música original creada para el filme.

A continuación una serie de fotos de pre-producción y rodaje de «El último piso».