La crisis de los treinta, la crisis de los cuarenta, la crisis de los cincuenta. Hay crisis de todas las edades ¡pero nadie habla de la crisis de los veinte! ¿No se dan cuenta que estamos en un momento de nuestras vidas en la que necesitamos comprensión? Y sobre todo, que nos dejen en paz y no nos presionen.
Entre los 21 y los 25 es la etapa en la que la mayoría de los que tuvimos la suerte de estar en un centro de estudios superior (lo digo en serio, más de un tercio de la población en los países en desarrollo no acceden a semejante lujo) estamos en el limbo vital entre la vida “real” y los sueños universitarios. Comenzamos a practicar en lugares donde generalmente nos pagan una miseria por sacar copias y servir el cafecito para las reuniones. Nuestros viejos nos comienzan a mandar indirectas como: “Mmm ¿y cuándo terminas lo que quieres hacer?”(Traducción: Ya habrás pensado en hacer algo productivo una vez que tengas tu diploma ¿no, carajo?) o, para los pobres de nosotros que aun no estamos cerca de terminar: “¿cuánto te falta ah?” (Traducción: me estoy cansando de mantenerte y verte chupar todos los fines de semana como un drogo de 25).
Nuestra respuesta interna (o externa, para los mas malcriados) es: “¡chupo para olvidar las cosas que tengo que pero no quiero hacer!”
Esta presión esta sumada a la idea de no encontrar pareja. El 30 % de nuestros amigos está en una relación que denominan “estable” y nosotras (tros) estamos preguntándonos si tenemos algo mal porque, hay que ser sinceros, somos mucho más atractivos o inteligentes que nuestros amigos esos con pareja, pero no contamos con un perro que nos ladre. Tal vez estoy exagerando, pero es verdad que a veces esos perros que nos ladran no nos gustan XD
La crisis de los 20 se acrecienta cuanto más nos acercamos a la tercera década y se podría decir que es la incubación para la siguiente crisis(la de los 30: arrugas, panza, fracaso profesional, soledad,etc). Muchos de nosotros comenzamos a sentar cabeza y empezamos a priorizar. Resultado de la crisis es que podemos resultar saliendo más exitosos y sabios que antes. Lo que antes considerábamos importante se ha vuelto cada vez más pequeño y nos volvemos más selectivos en nuestras actividades. Queremos enriquecernos (hablo internamente, pero lo otro no estaría mal), pasar tiempo con gente que nos dé una conversación más inteligente que la típica charla alcohólica. Nos ponemos serios y aceptamos que no vamos a salir con cualquier espécimen del sexo opuesto simplemente porque “tenemos que salir con alguien” y, finalmente, comenzamos el exilio hacia la adultez, a la que por tanto tiempo hemos temido pero no podemos evitar.
Tranquilos, mis contemporáneos: No hay datos confiables de gente que haya muerto por esta crisis. Lo que sí necesitamos es superarla. No queremos ser ese patita que vemos en el malecón que parece de 35 años pero anda jugando al skate día y noche y vive en el ático de la casa de su abuelita porque sus papás lo echaron de la casa(conozco a alguien así, por eso los detalles). Solo eviten el estancamiento, den la bienvenida al cambio y tolerancia 0 para la presión.
Es nuestra vida y la viviremos como y cuando nos parezca.