Posts etiquetados ‘Jaime Bayly’

Supongo que en la vida uno no termina nunca de sorprenderse por cómo las cosas dan vuelcos y giros tan radicales, de modo tal que, sin que quizás lo hayas calibrado, te encuentres en medio del culebrón contemporáneo más extraño y pastrulo de la escena político-farandulera peruana.

Hoy domingo prendo rápidamente mi computadora y reviso mis correos.  Estoy en mi habitación, tranquilo, dispuesto a cerrar un día normal. El echofón de mi cuenta de Twitter abre automáticamente y empiezo a leer algunos twits y de pronto hay un trending topic cholo que genera atención inmediata.  Los tuiteros indican que hay una flaquita que está en televisión en el programa de Jaime Bayly y que ha sido presentada como «su novia»

WTF? ¿De dónde salió semejante rocaza?

No tengo televisión en el cuarto, de modo tal que no me interesa mucho la noticia, pues la considero parte del cotidiano y generalmente exitoso arte de llamar la atención de Bayly. Los tuits siguen llegando y son más insistentes. Los más circunspectos hablan de una «broma». Los más severos, reiteran que es una fumada fea del Francotirador. Me sigue inquiteando el tema, pero no tanto como para dejar mi cama.

De pronto, un link de El Comercio se suma al coro y anuncia que ha aparecido una nueva pareja a Bayly.

Reviso el link.

Hay una foto de la misteriosa chica.

Algo dentro de mi cabeza se activa.

Algo me es algo familiar.

Decido ir a la sala y prender el televisor. Sintonizo Frecuencia Latina y miro al ex niño terrible – su larga melena, sus anchos sacos y sus gestos manuales revoloteantes – con una niña de sonrisa desarmante y finas facciones. Hurgo exhuastivamente en la pantalla. La miro.

¿Será ella?

Es tan parecida.

«Les presento a Silvia, mi chica», dice Bayly, ante las sonrisas y los aplausos del set y el desconcierto del país entero.

Llamo a mi amigo y socio, el cineasta Dorian Fernández (@dorianfernandez en el Twitter) y le pido que mire la tele, ¿no te acuerdas de ese día, en el Óvalo Gutiérrez?

Sí, es ella, me responde Fernández.

Ta’ que la hizo la arribista, atrapó al pez gordo, dicen en son de broma.

Mi mente entonces se retrotrae al pasado inmediato.  Al 28 de noviembre del año pasado. Fue la vez que vi/me encontré con aquella niña que el conductor llama Silvia y nos da pequeñas pinceladas de su perfil: 21 años, aspirante a escritora, ex estudiante de la U.de Lima, ex frustrada estudiante en Alemania, fan de Arjona (!!!) y su futura primera dama en caso decida correr para presidente.

Era sábado, mediodía, en la librería Crisol del Óvalo Gutiérrez. La encargada de prensa y una de las editoras de Santillana Perú, dos encantadoras mujeres que saben bien su oficio, preparan algo infrecuente en la escena literaria local (a pesar de ser recurrente en otras partes): la lectura de «Missing», la nueva novela estrella de la editorial, que se ha presentado un día antes en la inauguración de la Feria del Libro de Miraflores (la cual, por esas cosas que sólo tiene la política, se realiza en esta oportunidad en San Borja), acompañado por su autor, el escritor chileno Alberto Fuguet, amigo y socio de un proyecto cinematográfico ambientado en Iquitos.

La lectura, qué duda cabe, es pequeña y algo desordenada, pero existen leales y fans de Fuguet. Yo me fijo en una niña que claramente destaca del resto de las chicas que tienen el polito distintivo de ventas de la librería. No es alta, más bien bajita, pero con esa picardía de las chatitas power y simétricas que te roban inmediatamente la mirada. Tiene unos ojos bastante penetrantes y su rostro es la de una chiquita traviesa pero segura de sí. Sus facciones delatan quizás un origen más o menos bien constituido. Va y viene del local, con su polito de trabajo y su jean ceñido. Definitivamente es de esas chicas que uno quisiera invitar a salir y que te vean con ella los amigos.

No sé su nombre ni sé que más tarde se convertirá en la comidilla de medio país. Aunque algo denoto en ella, y  eso es de lo que también empezará a comentar medio país en el Twitter y en el Facebook, con concha: rica-pero -trepadora, bella-pero-arpía. La lectura ha acabado y Fuguet conversa o autografía libros con la concurrencia. La chica Bayly del futuro se acerca, como quien no quiere la cosa, si somos amigos del escritor invitado. Claro, cómo no. ¿Y de paso no son editores? No, pero…De ahí, claro está empezó el rollo:  quiero ser escritora, quiero publicar un libro, estudio literatura, me gustaría que alguien pudiese editarme.  Ella te mira fijamente a los ojos y de vez en cuando hace un mohín aparentemente distraído de coquetería femenina. Sabe que es difícil no prestarle atención, a ella y a sus ojos claros y grandotes. Fuguet se distiende un poco y ella, zalamera y coqueta, también lo aborda y nos cuenta una vez más el rollo. Le saca una firma, creo que un correo electrónico y también un compromiso – así como la tarjeta personal –  de una de las encantadoras editoras de Alfaguara. La escritora wannabe está feliz porque ha hecho contactos, ha creado lazos, ha generado audiencias.  Dorian, que algo sabe del tema, sentencia con la sabiduría que dan los años y las correrías: «es bonita, pero mentirosa».

En varias de las columnas de Bayly en el diario Perú 21 aparece un personaje misterioso: la Escritora Maldita. Todos los trascendidos indican que Silvia es el personaje que refiere el columnista.  Y también que aparentemente tienen una afinidad no creada por el momento. Lo que leo en el Twitter son las más diversas versiones de los motivos de Bayly para presentar a Silvia, etc. La presenta y cuando termina por despedirse del programa suelta algo así como un «mi labor no es ser candidato sino entretener a la gente». Silvia es la comidilla de todos, y los mejores comentarios indican que está loca y los peores que es bruta. Aparece tambien un tuitero, Rafael Ponce (@rafaelponc) que escribe: «@pacobardales No es tan guapa ah. Trabajé con ella en Crisol, como habrá llegado ahí? Lo que sí, es relajadaza«

Hoy, al levantarme, leo la columna semanal de Bayly, que se titula «Buscando primera dama» y en ella Silvia aparece con el nombre de Lucía y el motivo de haber aparecido en pantalla es por venganza contra la mujer que es madre de sus hijos, por no prestarse a aparecer en el programa.

Ni más ni menos que un culebrón de tontas consecuencias, y en medio de ella, la wannabe que sabe muy bien lo que quiere levantando una vez más la cejas como aquella vez, hermosa y maldita para las cámaras, espectáculo consciente para un país que no sabe cómo dirigir su propio futuro político. Yo creo que, más allá de todo lo que ya dicen de ella, me parece que Silvia es bonita, inteligente y sabe muy bien lo que quiere. Y, claro, por encima de todo, Jaime Bayly, ese gran monstruo mediático, indudable creador de las más grandes emulsiones de cinismo encantandor de la farándula lorcha.

Cuando venga Bayly a Iquitos (estoy seguro que vendrá) le preguntaré por Silvia/Lucía. Y le recordaré cómo le fue con el contacto que se generó aquél día con la editorial multinacional.

Espero que me recuerde.

En tanto, Morrissey canta en el reproductor, como en una premonición y con una pertinencia genial   Sing your life: …/Don’t leave it all unsaid/ somewhere in the wasteland of your head

ACLARACIÓN: Ante algunos malos entendidos que se han generado en ciertos medios de comunicación respecto del sentido de este texto, que pretende ser sólo risueño y muy anecdótico, (además, valorando la frescura y el desenfado de la personaje protagonista)  y del cual se ha tenido una lectura errónea, debemos rescatar que esta crónica novelada, más que por su valor como información  o perfil de una circunstancia menor (para nosotros insignificante), se le debería tomar jocosamente y no con valor periodístico (que no tiene ni era su intención ni finalidad original). En todo caso, este blog deja constancia que las personas aquí nombradas no han tenido ninguna participación directa ni han  usado términos peyorativos (como inexactamente y con ánimo tremendista se ha mostrado), además, que la participación de  otros personajes secundarios  solo es accesoria y circunstancial, y una lectura real y literal del texto demuestra a la vista en su real acepción, mas no como se ha querido mostrar, sensacionalistamente. Por nuestra parte, volvemos a nuestra programación habitual.